Día 31 de marzo de 2023. Rabia e indignación.
Aunque este es un blog con una
temática muy concreta y personal, también es cierto que es un blog “vivo” y hoy
excepcionalmente, y en base a esa viveza del mismo, voy a cambiar la temática
de mi comentario.
Despierto hoy 31 de marzo y las primeras imágenes que recibo son escalofriantes. Tanto medios de comunicación como RRSS muestran un pavoroso incendio arrasando el Naranco, reconocido en la oscuridad de la noche por el resplandor de las llamas iluminando la estatua que lo corona.
foto: Manuel Fernández Sánchez.. |
Me levanto apresurado y ya de día, arranco hacia donde pueda verlo
con mis propios ojos. Desde Las Campas tengo el primer contacto visual. Las
llamas han calcinado toda la ladera del picu Paisano. Tan solo el sendero que
los que caminamos por el monte denominamos “la directísima” ha sido capaz de
frenar las llamas en un primer momento en su avance hacia el oeste. Sobrepasado
por la parte alta de la ladera y con el cambio de viento, las llamas avanzan
ahora de oeste a este y calcinan la superficie que antes se había librado.
Sigo, descorazonado, hacia el mismo
monte. Llego hasta las inmediaciones del parking de los monumentos
prerrománicos y desde allí veo que toda la falda sur de monte está calcinada
por encima de la carretera. Por debajo, un foco activo está arrasando un
eucaliptal a la altura del Mirador. Hay mucha gente en la carretera observando
con rabia el efecto de las llamas.
Bajo hasta la altura del instituto
y desde allí veo enfrente uno de los focos. Un árbol florido en el parque
infantil pone la nota esperanzadora de que la Naturaleza sigue su curso pese a
la barbarie humana y aunque a ritmos distintos, seguirá adelante. A los pirómanos
y a quienes les incitan en su obra, moviéndose en su cortoplacismo y bastardos
intereses, les de igual.
Ayer mismo hablaba con un amigo
sobre la cantidad tremenda de incendios que asolan, estos días tan tempranos en
el calendario anual, tanto al Principado de Asturias como al resto de la
geografía española. Y hablábamos, entre otras muchas cosas, de la condición
humana y su egoísmo. Parece que las cosas no nos afectan mientras no nos tocan
de cerca. Vemos las noticias de tal o cual cosa; nos podemos sobrecoger o no y
acto seguido, seguimos con nuestra rutinaria vida como si nada hubiese pasado.
Como si de una película se tratase. Punto final. Sin embargo, cuando ese
acontecimiento nos toca de cerca; cuando lo palpamos o nos sentimos
protagonistas, entonces el sobrecogimiento se hace más intenso; perdemos
esa sensación de irrealidad y hasta nos involucramos en él durante un tiempo
que será directamente proporcional al grado de cercanía con que nos haya
afectado. Luego, todo habrá pasado y se volverá a la vida rutinaria
sin volver a preocuparse de ello ni poner remedio a los motivos que causaron
tal o cual acontecimiento. Y así nos va…
foto: Eva Álvarez González |
Desde este blog, manifiesto mi total condena a estos actos de barbarie incendiaria y espero que la justicia ponga a buen recaudo por mucho tiempo a sus causantes.
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