TC23 día 1 Comenzando a caminar y la irrupción de la niebla.

 

Martes 18 de julio.

Pasan escasos minutos de las seis de la mañana cuando el cielo clarea y me despierto.

Amanecer bajo el mirador del puerto del Pontón

He pasado mala noche. Un viento gélido no me dejó dormir bien y en varias ocasiones tuve que acomodarme con las prendas de abrigo dispuestas para atenuar esa desagradable sensación térmica. Creo que subestimé la temperatura nocturna en estas alturas y época del año. Recojo las cosas y me preparo un desayuno para entrar en calor. El hornillo de gas cumple perfectamente sus características poniendo a punto de ebullición 400 ml de agua en menos de dos minutos. Me preparo un buen tazón de leche con cacao que acompaño, siguiendo las previsiones nutricionales de Sergio, con dos rebanadas de pan untadas con requexón.

desayunando.


Una pieza de fruta y un puñado de frutos secos completan el desayuno tras el cual, recojo y coloco en la mochila todos mis utensilios y tras comprobar que nada queda olvidado, bajo a la carretera para hacerme una foto junto al cartel del puerto, punto de partida de la TC23. 

Inicio en el Pontón. Los primeros pasos: subir a lo alto de esa ladera

A pocos metros de él, en el lado opuesto de la calzada, sale una pista cerrada con un pastor eléctrico que atravieso para una vez sobrepasado y colocado en su sitio, comenzar a subir por el prao que está a su derecha.

El pastor eléctrico; el prao; el escobal y el hayedo del cueto Robequero.

Unos metros de ascenso por él y me encaro al primer muro vegetal que me espera: un escobal con un porte mas alto que yo mismo, lo cual me obliga air apartando con los brazos las ramas para poder avanzar.

se acaba el prao, Comienza el escoabal.

 El sendero malamente se ve por el suelo y tras varios minutos de “pelea” recuerdo que la vez que vine al Pozúa con Manuel; Pedro y Susi, habíamos subido esta ladera bastante mas a la derecha, por el borde de este escobal y el hayedo, una zona mucho más limpia de vegetación.

el contacto entre el escobal y el hayedo, nótese la diferencia de vegetación.

Así que me las arreglo para, en travesía horizontal, alcanzar los primeros árboles del bosque para, a su cobijo y con terreno menos complicado de caminar, seguir ascendiendo ladera arriba en busca de la divisoria de esta sierra que desde la misma cumbre del Pozúa llega al alto del Pontón habiendo pasado por el alto de las Arregueras y el cueto Robequero.

por la zona limpia del hayedo.

La pendiente es pronunciada pero el menor porte de la vegetación contribuye a que poco a poco vaya ganando desnivel con bastante comodidad, lo cual me permite ir fotografiando distintas especies vegetales como la “digitalis purpúrea” o dedalera que tanto destaca con su vivo color en medio del bosque. 

ramillete de "Digitalis purpúrea" o dedalera

Poco a poco alcanzo la parte alta de la ladera y allí me encuentro con un inmenso felechal 

el felechal que he de cruzar

que sí o sí he de cruzar para alcanzar la arista de la sierra, menos mal que nunca me han dado problema las odiadas garrapatas por lo que lo cruzo con total tranquilidad. La altura que ya he ganado, me permite divisar por algún claro del hayedo, el mar de nubes que cubre todo el desfiladero de los beyos, sobre el que destaca el Carriá y mínimamente algunas otras cumbres Ponguetas, así como el valle de Sajambre. 

Mar de nubes en los Beyos

Recorriendo este tramo, una vez pasado el felechal, me encuentro con un jitu en la rama de una faya, 

jitu de piedras en la rama de una faya

lo cual siempre genera una confianza positiva sobre el camino que se está siguiendo y poco mas allá, por fín salgo a la crestería de la sierra y puedo ver ya tanto la cumbre del Pozúa hacia adelante,

La cumbre del Pozúa una vez se sale del hayedo

como la magnífica vista de las tierras Sajambrinas con su capital Oseja; la Pica de Ten; Valdepino; Beza; Jario; y Picos(macizo occidental) sobre todos ellos, a mis espaldas.

Vista atrás, por encima del hayedo

Aún queda “faena” por delante así que tras volver a picar según las recomendaciones de Sergio, un puñado de frutos secos y mi última pieza de fruta fresca a lo que añadí por iniciativa propia una barrita energética y tras desplegar las placas solares sobre la mochila (ahora iba a transitar por terreno fuera del hayedo y dirección oeste) con lo que tendría el sol a mis espaldas, ideal por tanto para que incidiese en las placas solares y así poder cargar la batería externa para después con ella cargar la batería del móvil, reemprendí camino siguiendo la alambrada que recorre toda la divisoria hasta el Pozúa.

los postes de la alambrada divisoria por el cordal.

Lo que en principio recordaba que debía ser un sendero paralelo a la alambrada, se había convertido en el transcurso de estos meses en una auténtico mar de escobas por el que costaba progresar al estar caídas hacia la dirección del avance por lo que además de la incomodidad de su presencia tenía que ir venciendo la resistencia de sus ramas.

Estado de la vegetación en la divisoria



Trabajo extra para este último tramo antes de alcanzar la cumbre del Pozúa que poco a poco iba estando más cerca mientras iba dejando atrás las sucesivas lomas y collados  que conforman esta sierra quedando tras ellos las montañas de las sierras de Hormas y Orpiñas así como de Panderrueda y montaña Palentina con Espiguete; Murcia; Curavacas; Tres Provincias y Peña Prieta.

Cumbre del Pozúa  desde3 la collada de las Arregueras

Hoyas del Pozúa; collada de las Arregueras; cumbre de las Arregueras; collado Argayo y cueto Robequero. Toda la línea divisoria recorrida tras salir por encima del hayedo.


La cumbre del Pozúa con sus 1.911 mts es un auténtico mirador a su alrededor dado su enclave solitario en medio de valles que lo circundan. 

Al Norte: 

vistas hacia el norte

las vistas se abren generosas hacia el cantábrico, atravesando para darle vista el valle de Sajambre que cierran Pozalón y Niajo por la izquierda y la sierra de cerezaledo, con la pica Loto, por la derecha, en esa angostura de Cobarcil por la que a duras penas se abre paso el Sella para recorrer el desfiladero de los Beyos: Mas  allá de la pica Loto, destaca el Valdepino y a su derecha, Peña Beza. 

Al este: 

vistas hacia el este

son los Urrieles los grandes protagonistas con las cumbres destacadas de sus macizos central y occidental desplegadas ante nuestra vista. Por debajo de ellos, el Jario y cumbres de Valdeón. 

Al sureste: 

vistas al sureste

es el valle de vegacerneja quien atrae las miradas así como el pico Pandial. A su izquierda y al fondo: Espiguete; Murcia; Curavacas; Tres Provincias y Peña Prieta.  


Al sur: 

vistas al sur

vistas parciales del embalse y las montañas de Riaño destacan sobre el circo de Hoyo quemado y las estriabciones de la sierra de Parme. Finalmente 


al oeste: 

sierra de Pármede y los Mampodres, al fondo

la sierra de Pármede y los Mampodres por una parte  


y por otra,


la cabecera del valle de Becenes y la línea cumbrera que se dirige desde el propio Pozúa hacia Peña Negra; Peña Mora; Ten y Pileñes  y continúa hacia un muy lejano y pequeño Pico Torres, visto desde aquí.

Las vistas son pues como quedan dichas, espectaculares y bien merecen un tiempo dilatado para contemplarlas. En mi caso, aún tengo mucho trayecto para la etapa de hoy así que lo acorto bastante y pronto sigo camino descendiendo de la cumbre hacia la collada que separa al Pozúa de la sierra de Pármede, al suroeste de la cumbre.

collada entre el Pozúa y la sierra de Pármede

El terreno es fácil de recorrer, hay vegetación de pequeño porte y algún canchal de cuarcitas  así que pronto la alcanzo 

la ladera que descendí desde la cumbre vista desde la collada

y continúo hacia el amplio circo que delimitan las sierras de Jián y  Pármede en busca de algún manantial que se de su existencia pero no tengo localizado.

zona de los manantiales

Desde la ladera diviso varias charcas y descendiendo hacia su ubicación, pronto encuentro un pequeño regato de agua fría y cristalina donde aprovecho para cargar agua ya que desde el día anterior no había estado junto a ningún manantial o fuente donde abastecerme. 

ubicación del regato. Véase donde se ven Pozalón y Niajo, así como la ladera del Pozúa.

Geolocalizo el punto en el track que voy grabando y continúo ruta en busca del refugio de Becenes siguiendo algunos senderos y trazas de ganado que me van ahorrando entrar en zonas mas complejas de vegetación de mayor porte y densidad.

El Pozúa a la izda y la collada a la que descendí, centro. 

desde el mismo punto, hacia adelante, el refugio de Becenes; pando de Becenes; Peña Negra; Peña Mora y Ten.

Cerca del refugio, encuentro el rio Becenes que baja desde el collado de mismo nombre. Aguas limpias, ya que no hay ganado alguno en estos pastos lo cual me resulta raro dada su generosidad vegetal y amplitud territorial, y frescas.

Río Becenes y el refugio, bastante cerca ya. Al Fondo, Peña Negra.

Desde las cercanías del refugio, veo una de sus ventanas abiertas lo cual me extraña pues las veces que por aquí estuve, siempre lo encontré cerrado a cal y canto y cuando llego hasta él, compruebo que la puerta también lo está. Sin embargo no hay nadie en él.  

interior desde la ventana: La chimenea y el canastro de madera.

Entro y dada la hora ya cercana a las dos y media de la tarde, desempaco los utensilios y me preparo la comida. En esta ocasión arroz con atún; requexón con aceitunas y frutos secos. 

preparando para hacer la comida

De nuevo me sorprende para bien el buen funcionamiento del hornillo y doy buena cuenta de la comida. Mientras como, llegan a las inmediaciones del refugio un numeroso grupo de caballos alegrando el valle con sus cencerros y relinchos. Mientras estoy recogiendo la mochila, me doy cuenta de que en el exterior hay poca luz y cuando salgo a la puerta del refugio me encuentro con que está entrando la niebla desde la zona Asturiana. 

allá al fonde se tendría que ver el Pozúa.

En unos minutos una densa niebla se adueña del valle y me quedo con un palmo de narices. Bien es verdad que el tramo desde este refugio hasta peña Negra lo reconocí en una ruta exploratoria, descendiendo luego de peña Negra hacia el collado de Valdemagán y bajando antes de alcanzarlo al refugio de Meñeces para desde el ir a Polvoredo. La verdad que no me apetece mucho hacerlo con niebla así que espero con la ilusión de que despeje y con la prudencia de no pasar una noche vivaqueando con esas condiciones climáticas después del frío que había pasado la noche anterior. Aquí, al menos, estoy bajo techo. Van pasando las horas lentamente y la niebla ahí sigue.

Hacia allí está el Pando de Becenes.

Unas veces mas densa, otras con algo mas de visibilidad. Se ha hecho tarde ya para recorrer el tramo que me queda en esta etapa para llegar a la Fonfría así que opto por quedarme a dormir aquí y confiar en que mañana esté despejado. 

niebla mas cerrada poco después

Además aquí tengo buena cobertura telefónica por lo que hago una videollamada con mi familia. Les pongo al tanto del cambio de planes, ceno y a dormir.



Track del recorrido del 18 de julio.


 

(continuará) 










Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

TC23. Día 17 de julio. Y por fín........... ¡¡¡ llegó el día !!!

TC23 día 01 de junio. ¿Atando el "último cabo"?